Comunicación y Cercanía de los Padres para Prevenir el Consumo de Drogas
La fundación CAP nos entrega algunos consejos sobre la prevención de drogas y alcohol en nuestros hijos. Si aún tienes hijos pequeños es bueno estar informado, porque estas son enseñanzas para la vida.
El consumo de drogas se debe abordar con los hijos desde pequeños, con confianza, dialogo y enseñándoles a decir “no” cuando algo les molesta o no están de acuerdo. Y si alguno ya consumió, los padres deben apoyarlo, contenerlo y tomar las medidas necesarias.
El consumo problemático de drogas o alcohol es un tema muy complejo que, en ocasiones, se hace difícil de abordar con los hijos por lo que se recomienda hacerlo desde pequeños, considerando siempre su edad. Los padres son los primeros llamados a prevenir y favorecer el desarrollo de factores protectores, que los ayuden a disminuir su vulnerabilidad frente a los riesgos. Para esto, es fundamental generar un estilo de comunicación cercano, directo y claro, como lo sugiere Fundación CAP y su programa Aprender en Familia, que incluye esta problemática dentro de los temas de sus talleres de Escuela de Padres.
Como los niños no entienden del todo los alcances de la droga, la idea es comenzar desde la primera infancia fortaleciendo su autoestima y promoviendo su autocuidado. En esta etapa se recomienda usar cuentos, juegos y dibujos sobre la importancia de confiar en sus adultos cercanos para contarles cualquier cosa que les suceda y saber cuidar su propio cuerpo. Luego, ya en la etapa escolar, es posible empezar a entregar más información directa y clara sobre el consumo de drogas y sus consecuencias.
“Un niño o joven que se conoce y se quiere a sí mismo, es menos influenciable y posee mayor capacidad para tomar decisiones según lo que estima que le conviene, versus uno más inseguro, que no ha desarrollado la capacidad de decir que no, de cuidarse de la influencia de otros y de no dejarse llevar por las opiniones de los demás”, explica la psicóloga Claudia Soto, coordinadora del programa Aprender en Familia de Fundación CAP.
La autoridad de los padres –que a los hijos les da seguridad y les entrega protección– no debe ser sinónimo de adultos autoritarios, que no permiten a los adolescentes expresar sus necesidades, diferencias e intereses, que muchas veces pueden ser distintos a los de sus padres. Por el contrario, lo más importante es que la relación al interior de la familia considere siempre el afecto y la comprensión. Si logran tener esa atmósfera en el hogar, los temas más difíciles de abordar debieran darse en ese mismo clima emocional, primando el respeto y la confianza.
¿Y si ya consumió?
Si se cree que el adolescente ha consumido algún tipo de droga, se debe conversar directamente con él, generando un espacio de cercanía y confianza para que sienta que puede contar lo que sucede, sin sentirse atacado ni tener que negar lo realizado. Mostrarle su apoyo y contención, dándole la seguridad de que como padres estarán para ayudarlo.
Si el hijo señala que sí ha consumido, es importante preguntar si es la primera vez o ya es algo habitual, junto con indagar qué tipo de drogas ha probado. También poder llegar juntos a analizar los motivos que lo llevan a hacerlo, mostrar una oposición clara de que esto no debe volver a ocurrir y señalarle enfáticamente que si es necesario se buscará ayuda de especialistas.
“Para prevenir, es fundamental que como padres conozcamos los grupos de amigos de nuestros hijos e hijas, saber a qué lugares concurren y así acordar ciertas reglas, como las horas de llegada”, aconseja la experta de Fundación CAP. Y, a su vez, es necesario ayudarles a tener siempre presente los límites que ellos mismos deben poner en su círculo social, trabajo que se debe hacer desde pequeños y de manera natural. “Este proceso se va dando naturalmente cuando desde niños se les va enseñando a reconocer y ser capaces de expresar qué les parece bien y qué les molesta, para que puedan decir ‘no’ cuando algo les desagrade”, agrega.
¿Cómo tocar el tema si dentro del núcleo familiar existió consumo? Si esto ocurre, se debe hablar y no esconderlo. La forma de abordarlo siempre va a depender de la edad que tenga el niño, por supuesto, pero debe ser un discurso claro y directo, tomando la situación como fuente de aprendizaje para toda la familia.